DE VIAJES ... y aventuras.
Enero del 2004 "LOS OCHOMILES" Pedro Fernandez Somellera. Ochomiles no significa nada para la mayoría de la gente. Sin embargo, la sola mención palabra "ochomiles", hace que aumente el latido de los corazones de ciertas otras gentes, que no lo dudo, sean un poco extrañas para el común de los humanos. Yo soy de esas. Me inquieta todo. Me extraña todo. Me cautiva todo. Me azora todo. Me impresiona todo, y en el cine, hasta pucheros hago con la escena más simple de una película de Disney. Los ochomiles me aterran; los ochomiles me atraen, me cautivan, me enamoran, me fascinan, y hasta cuando sueño feo, sueño que estoy tratando de bajar de alguno de los ochomiles pero, confieso que cuando estoy soñando bonito me imagino estar escalando alguna pared de aquellos terribles ochomiles. Los ochomiles son fascinantes, tan solo por que están ahí, lujuriosos, imponentes, orgullosos, terribles, agresivos, seductores, altivos, majestuosos, retadores, pacientes, comprensivos, altaneros, desafiantes, inquietantes, con una paz abrumadora que te lleva tanto al silencio de la meditación, como al hervor de sangre de un reto desafiante que sale de lo más profundo de tus entrañas. El gran explorador Mallory, junto con Irving su compañero, siguiendo el canto de las sirenas que habitan en el Chomolungma "La madre de todas las Nieves" (así se le llama en Tibetano al Everest), no pudo aguantar aquel hervor de sangre y simplemente desapareció en aquel ochomil, sin ropa, oxígeno ni equipo adecuado, cuando corrían los años del 1924, con el único pensamiento de que quería escalar la montaña aquella, tan solo "porque estaba ahí" Karla Wheelock, en el libro que escribió después de su segundo ascenso al Everest, nos describe "Subir montañas significa para mi: austeridad, esfuerzo, silencio, soledad, belleza, pureza, armonía, miedo, frío, sacrificio, satisfacción, alegría, amor. Eso me da, y "está ahí", en el camino a las cumbres. Cuando escalo, mis pensamientos se tornan intensamente a blanco (de la nieve) y azul (del cielo), en donde esos colores se saturan mágicamente para mostrar tonos únicos. La montaña expone al ser humano y lo desnuda de sus conceptos de "civilización", y lo reduce a lo básico, y a lo estrictamente esencial: a sus necesidades primarias para sobrevivir. Allá mas arriba, las personas regresan a la expresión pura de los sentimientos; allá no cuenta ni la belleza física, el dinero, el nivel social, los títulos profesionales, o el poder que ser ostente ante una sociedad determinada. Lo que vale en cambio, es la calidad de compañerismo, la calidez de las actitudes, la disposición de ayuda y el poder compartir todo esto. La montaña ubica al individuo en su verdadera medida; tan pequeño en su presencia, y tan enorme cómo sus sueños y sus esfuerzos, junto con la inmensidad de las montañas" En el corazón de Asia están, límpidas y puras, las catorce cumbres que miden mas de 8,000 metros de altura, revueltas misteriosamente, entre 2,400 km de montañas que surgieron de los movimientos de las placas tectónicas de la India, al estar chocando contra las placas de Asia, y que por subducción ( meterse una placa debajo de la otra), han formado kilómetros y kilómetros de las altísimas montañas que nos obsesionan. Himalayas, Karakorum, Tibet, Nepal, Butan y Pakistan, son nombres que nos sugieren aventuras y cosas misteriosas que encierran, entre otras, el encanto de los ochomiles. Piensa que todo esto no está tan lejos, si puedes realizar lo cercano de tus pensamientos. Ochomil no significa mas que el principio de lo que puedes llegar a ser. PIE DE FOTO: PIE DE FOTO: pedrofs@prodigy.net.mx (Miembro Bio Jaco) |
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